Reseña sobre: "América Latina y el
mundo que viene" de Ricardo Lagos
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Un año no basta para llegar a una absoluta comprensión, pero
sí lograr dar un muy completo panorama de en este caso, las problemáticas de
nuestro Continente Americano. Es así que
luego de un recorrido intenso, pasando por temas ambientales, sociales,
políticos, económicos, culturales, cerramos esta excelente cursada con la
lectura de “América Latina y el mundo que viene” de Ricardo Lagos, ex
presidente de la vecina República de Chile.
Allí puede verse claramente la conjunción de esta idea al principio
planteada, es decir, hacer un repaso o resumen de las temáticas, e intentar
explicar de manera simple lo complejo.
Esa meta que debemos tener los docentes, aquí es plasmado de forma
contundente por Lagos, quien hizo una selección de sus artículos publicados en
el diario argentino Clarín durante varios años, pautando una correspondencia
cronológica, con explicaciones muy accesibles, y obviamente una
postura sin medias tintas.
En este marco, el autor recorre la extensa,
compleja e intrincada actualidad sub-continental desde diversos ángulos de
abordaje dividiendo la obra en cuatro capítulos: el primero en relación a los
poderes externos y la relación con los mismos; el segundo sobre la democracia y
el estado actual de las mismas en las naciones latinoamericanas; en el tercero
el cambio climático es el eje; y finalmente el cuarto apunta a las finanzas y
el orden mundial. La postura es
claramente crítica pero a su vez, lo cual creo que más importante, es de
propuesta permanente, a partir de la experiencia y el conocimiento de ámbitos e
instancias, Lagos sabe de lo que habla y que es posible o imposible. Aquí se intentará hacer un breve análisis y
relación con lo visto en la cursada, enriqueciendo y aportando algo más a esta
que, desde mi humilde opinión, es una obra clara, accesible y con una muy
completa visión de un continente que tiene una diversidad de actores que van
desde el país más poderoso del mundo, hasta un puñado de naciones que quieren
un lugar importante en la política y economía mundial desde hace tiempo.
Una cuestión fundamental que atraviesa esta
obra y a su vez, todas nuestras temáticas durante la cursada, es la actual
crisis que vive la economía mundial luego del estallido de la burbuja
inmobiliaria en el año 2008, para luego sufrir las repercusiones en los años
subsiguientes hasta nuestros días. Todas
las actividades económicas sufrieron las consecuencias: agricultura, ganadería,
industrias, turismo, etc., aunque no en todos los Estados el efecto fue
similar. Algunas medidas proteccionistas
como así también un Estado con la asistencia suficiente y un mercado interno un
poco más fortalecido, hicieron que países como Argentina, Brasil o Chile no
sufran un castigo tan crudo como se esperaba en una crisis sistémica como la
del 2008. Aquí vale destacar y relacionar
estas cuestiones con puntos importantes que el autor refiere, como ser el
reconocimiento de lo dicho, de una América Latina mejor preparada para ese
impacto que Europa, pero que a su vez interrumpió cinco años de crecimiento muy
importantes y continuados. También
la heterogeneidad del sub continente en lo que a políticas económicas se
refiere, llama la atención luego de tantos años de esta supuesta “hermandad”,
la cual sin dudas ha avanzado, pero no logrado sus objetivos. Finalmente hay dos puntos más a destacar que
vale la pena exponer, ambos en el primer capítulo referido a la relación con
los poderes externos: el primero es sobre China, el gran comprador, el
horizonte al cual deberíamos apuntar ya que es un actor de mucho peso e hizo
que la economía mundial cambiara de manera significativa. Si bien también sintió la crisis, hoy los
planes de desarrollo territorial, como bien vimos en las diferentes
bibliografías, están planeados en torno a esa salida hacia el Pacífico. En segundo lugar Estados Unidos, el país más
poderoso política y militarmente del planeta.
La idea de Lagos es clara: ni EEUU puede solo, ni nosotros podemos sin
ellos. Obviamente que hace referencia al
comercio y la globalización, a partir de lo cual el autor también arroja un
concepto que luego utilizará en otros capítulos, el de independencia e
interdependencia como acciones en conjuntos y no divorciadas como se plantean
normalmente. En resumen, si el país del
norte no tiene a quien vender ni comprar, solo no podrá autoabastecerse, como
así también los países latinoamericanos necesitan del actor de peso que es EEUU
en la economía, sin justamente perder la posición, la soberanía y el poder de
negociación, es decir, en términos de igualdad de condiciones.
A
lo largo del segundo capítulo la cuestión se centra en el sistema democrático,
no de manera crítica per se, sino a su
fortalecimiento y la actual crisis que el autor percibe luego de diversas
elecciones legislativas, donde gran parte del electorado de distintas naciones
expresaron su disconformidad, lo cual él obviamente traduce en fallas por parte
de los gobernantes. Si bien los procesos
dieron sus frutos desde lo económico en muchos aspectos, la población ha
experimentado continuidades negativas con respecto al pasado inmediato que
tanto mal hizo a todos. En las bibliografías
estudiadas a lo largo del año, claramente hay un tópico al cual también el
autor hace referencia y merece especial mención a la hora de hablar del sistema
dentro de cada Estado: los cultivos ilícitos.
Latinoamérica tiene un gran problema que lejos de encaminarse
hacia su solución, ha ido profundizando un estado de situación cada vez más
alarmante, y es allí donde se tergiversa el rol del Estado y su ejercicio,
justamente por la acción o complicidad de aquellos a quienes los ciudadanos
votan en democracia. México, Perú,
Bolivia y Colombia son ejemplos donde la existencia de zonas “grises” en las
cuales no hay una autoridad real del Estado y grupos particulares ejercen un
control a través de la violencia ya sea por la ineficacia o complicidad de
quienes en su momento debieron poner coto al asunto. De hecho fueron políticas ineficaces por
parte de los gobiernos que se convirtieron en la base del problema. Lagos apuesta fuerte a fortalecer el sistema,
luchar contra este tipo de cuestiones como así también poner el eje en la reducción
de la pobreza a través de una salida digna, y no un mero subsidio por tiempo
indeterminado. De acuerdo a los datos,
los planes de ayuda social en su país funcionaron, focalizando el concepto del
trabajo en primer lugar y poniendo el mérito de su logro en el pueblo, no en el
Gobierno… Finalmente dos aspectos
destacables son el no divorcio de conceptos como independencia e
interdependencia a nivel macro, desde lo económico, aunque marca de manera
rotunda la necesidad de un control del mercado por parte del Estado, a pesar de
la visión más aperturista de su país y la relación con las potencias.
Al pasar a la tercera parte de esta obra
recopilatoria, el problema del cambio climático se posiciona en el eje de la
cuestión junto a la energía, que para tener una referencia de inicio en cuanto
a la postura del autor, un frase lo resume todo: “El clima y el medioambiente
son bienes públicos globales”. En ese
concepto no solo se refleja una mirada crítica y reprobatoria de una realidad
que necesita un cambio con urgencia, sino también se vislumbra claramente la
responsabilidad desde lo conductual de la población, pero más aún de las
acciones de los Estados y sus jefes, la elusión de tomar medidas que
desemboquen en cambios verdaderos. Aquí
aparece un dilema, la energía y el crecimiento, una complementaria de la
otra. No se puede crecer sin energía, y
esta última proviene de fuentes mayormente perjudiciales al medioambiente, por
lo cual ¿qué se debe hacer? América
Latina ha crecido a buen ritmo durante un tiempo, y obviamente es parte del
problema, aunque en muchísima menor medida que el hemisferio norte. De todas formas el autor demanda compromiso y
planes que realmente surtan efecto. Es
allí donde surgen temáticas trabajadas en clase como el desarrollo de agrocombustibles
en Brasil, las demandas energéticas de los países latinoamericanos, o las
apuestas de países como Argentina, Estados Unidos, y el mismo Brasil con el
Pre-sal, a fuentes no convencionales, y la polémica de contaminación que
acarrea este proceso. Así surgen interrogantes como ¿quitar espacio a la siembra agrícola para su uso en
combustible? ¿sacrificar cuestiones vitales para el ser humano como aire y agua
por la persecución del crecimiento económico? ¿es el IRRSA un megaproyecto que beneficiará
a la región o una ambición con una clara intención depredatoria y
extractiva? Recursos, energía,
crecimiento económico, se entremezclan y tienen como enemigo al mismo que el
ser humano jamás podrá derrotar: el tiempo.
Una canción dice: “Dios perdona a veces, la naturaleza no…”, y esa
oportunidad para la especie es una sola, el tiempo del planeta no es el mismo
que el de los seres humanos. El autor
hace referencia a los diversos protocolos, la actitud casi indeclinable de
Estados Unidos y las potencias emergentes del continente asiático: China e
India, que paradójicamente, es el horizonte económico al cual mira el
subcontinente y a futuro, política y militarmente se perfilan como actores de
peso.
Finalmente llegamos al último capítulo, el
más agudo tal vez desde lo crítico ya que su encabezado apunta directamente con munición pesada a lo
que tal vez sea el problema más grande de nuestra humanidad: “El orden
financiero mundial: la hora del cambio”.
Desde nuestra comarca que llamamos América Latina, como decía Eduardo
Galeano, la posición que nos toca es claramente en inferioridad de condiciones,
por historia y por las grandes responsabilidades internas que ayudaron a
perpetrarla. Lagos explica clara y
didácticamente la crisis financiera que hasta hoy dura, las causas de la
explosión de esa maldita burbuja financiera, con un gran porcentaje de
responsabilidad de las instituciones financieras estadounidenses, el Estado de
ese país, y prácticas que claramente ya estaban concebidas para que lo ocurrido
tuviera altas chances de suceder. Pero
como dice el autor, los tiempos y el escenario cambiaron: Latinoamérica ya no
tiene tanta dependencia de EE.UU., y la actual demanda de materias primas nos
coloca en una posición ventajosa, aunque esto no es suficiente. Las reglas del juego son las que deben
cambiar, las responsabilidades y las instituciones deben reformularse o tal
vez, crear otras nuevas. El neoliberalismo
tiene su punto culminante en dos ironías que apunta el autor: con una gran
intervención del Estado, y en el mayor mercado financiero del mundo. Aquí las relaciones con lo leído y estudiado
son múltiples, ya que los disparadores abarcan casi todas las temáticas por la
simple razón que todas las actividades productivas se realizan bajo estas
reglas de juego ¿injustas? Seguramente, aunque todos contribuimos para que así
continúen. Hemos trabajado y reflexionado
sobre industria, agricultura, ganadería, políticas económicas y sociales, roles
del Estado, turismo, transporte y bloques regionales, y todo ha sido afectado
por esta crisis que Lagos bien apunta que fue advertida por el Banco
Internacional de Pagos al expresar en 2007 lo “peligroso” de esas
hipotecas. Así, vimos como el turismo
tuvo su baja, como la industria fue castigada, las políticas económicas
tuvieron que ajustarse y todo el resto de las actividades sufrió sus efectos, y
sin embargo la esperanza de cambio sigue estando, como en el autor de esta obra,
el ex presidente chileno Ricardo Lagos, quien expresa esto a partir de una
frase que me parece pertinente para cerrar este post: “No creamos la crisis,
pero todos somos parte de la solución”.
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